
Cuatro personas son sus máximos responsables. Un torcedor que los confeccionaba para su propia “fuma” y obsequio a los amigos, un jefe de escolta del presidente Fidel Castro, el propio mandatario y su chispeante secretaria ejecutiva y mano derecha del líder.
............. el jefe de la escolta, Bienvenido Pérez Salazar, alias Chicho, un antiguo torcedor, propietario de varios quioscos en la ciudad capital y descendiente de tabaqueros, estaba “tan extasiado” con el puro de marras que ni cuenta se dio que el comandante ya se encontraba dentro del Oldsmobile de 1960 donde hacía sus movimientos.
Fidel, entretanto y al parecer, lejos de reprochar el descuido de quien debía cuidar de su vida, se interesó por ese aroma tan peculiar toda vez que era un `prominente fumador de puros.
Chicho no lo pensó dos veces y le extendió uno de los que habitualmente les regalaba su amigo el torcedor Eduardo Rivera Irizarri…
Castro no volvió a llevarse a la boca otro puro que no fueran los de Eduardo y narran que durante todo el trayecto por la Quinta Avenida del aristocrático reparto Miramar, el Presidente se deleitaba con el puro y el paisaje de la zona.
Enterada de los pormenores ocurridos, Celia Sánchez Manduley, secretaria ejecutiva desde los años de guerrilla en la Sierra Maestra, fue la que al final sentenció esa corta pero contundente frase de “le llamaremos Cohíba”, un término aborigen vinculado al placer del humo y otras interpretaciones análogas.
Desde entonces y hasta la fecha, Cohíba ha sido una marca que no sólo ha sabido mantenerse de las surgidas después de 1960, sino que además resulta una de las más emblemáticas de la gran familia de habanos cubanos.
.......amen...........!!!!!!!!!
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