martedì 24 giugno 2008

Lettera di un amico.

Querido J.

Hablar de Cuba es hablar de un paraíso donde la belleza natural se
entremezcla con el sueño de todo un pueblo bueno y trabajador. Estoy
sentado en el balcón de un hotel de La Habana, viendo uno de los
atardeceres más alucinantes que jamás haya imaginado, con una mezcla de
sentimientos tan fuertes como el olor de los puros cubanos, se que tanto te gustan fumar. Pensé que
escribir unas líneas sobre Cuba iba ser de lo más sencillo después de estar aquí
por una semana, pero es difícil ser objetivo cuando las
ideas se nublan y los ojos se humedecen constantemente con la cantidad
de sensaciones vividas en estos días.
Fui invitado por las autoridades de salud de este bello país con motivo
de un congreso médico, perfectamente organizado por los galenos
cubanos. En el congreso tuve la oportunidad de ver al legendario Fidel
Castro, que no es más que los restos de lo que ha de haber sido un fornido
guerrillero. Llegó fuertemente custodiado en su caravana de tres Mercedes Benz
negros, exactamente iguales a los que utiliza el general Pinochet.
Casualidades de la vida, pensé.

Vimos a un anciano vestido de verde olivo hablar confusamente en el
foro por más de una hora sobre mil cosas, palabras sueltas sin mensaje
alguno, desde la guerra en Iraq hasta los mosquitos que causan el
dengue. Como médico llegué a Cuba sabiendo que si bien aquí no habría
libertades, el sistema de salud era uno de los mejores del mundo, pues
así lo reflejan sus indicadores de salud y sociales y nos lo repiten
constantemente los dirigentes del FMLN.

No sé que parámetros utilizan los políticos en Cuba, pero ayer un niño
que parecía de siete años me contó que acababa de cumplir 15, y en sus
pellejos traslucía una desnutrición severa y crónica.
Pedimos visitar un hospital y se nos llevó a un hospital turístico
exclusivo para extranjeros, elegante e impecablemente limpio, para
después enterarnos de que los hospitales públicos están paupérrimos y se ven
más destrozados que nuestro hospital Chinquinquirà. Son viejos, con filas
eternas de gente esperando ser atendidas, escasos de medicinas y con un
personal de salud exigiendo, por debajo de la mesa, algunos dólares
extras a los usuarios si se quiere que el enfermo se atienda
oportunamente y con las mejores medicinas.
Y mi mayor sorpresa fue saber que un médico especialista gana
mensualmente la cuantiosa suma de $20. Así es, 20 dólares al
mes, cuando una botella de agua cuesta $1 en la calle, agua que por
cierto no se puede tomar del chorro pues está contaminada, según nos
advirtieron los colegas de Cuba. Si todo esto sucede en La Habana, me
imagino lo que será en las provincias rurales.
En Cuba verdaderamente no hay mendigos harapientos, ni niños descalzos
deambulando por las calles. Pero sobran los viejos, jóvenes y niños que
se acercan a los turistas en los restaurantes rogando por unas monedas
o un pedazo de pan. Los turistas tienen acceso a los lugares creados exclusivamente para
ellos, hoteles gigantescos, restaurantes de lujo, todo en dólares por
supuesto. Los cubanos solo pueden ser testigos pasivos de la buena vida
que se le ofrece al extranjero. Como me comentó un amigo taxista, con
los ojos humedecidos por la rabia y la tristeza: acá los turistas son los
humanos y nosotros somos los extraterrestres.
Descubrir Cuba y su gente es descubrir el heroísmo y la valentía de un
pueblo que vive o más bien, sobrevive en un régimen de opresión, miedo
y miseria. Gracias al auge del turismo que hay en este país, los
cubanos pueden ver ahora las diferencias entre ellos y el mundo libre.
Al bajar del avion se me acercó calladamente un señor y luego de
preguntarme de dónde era, me pidió un periódico de Venezuela; están
hambrientos de noticias reales del mundo real, no de este fantasma
creado por sus autoridades, que acá ya nadie se la cree. Muchos me han preguntado
por nuestro presidente Chavez, y todo el mundo me ratifica …..muchos cuidado con “EL. “
De todo esto se han enterado porque alguien les ha contado, ya que esta
noticia, como muchas otras, nunca se transmiten en Cuba. La semana
pasada fueron fusilados en La Habana tres jóvenes por haber soñado con
su libertad y haber tratado de huir de Cuba en una lancha robada. Por este
grave delito, fueron juzgados en un día, y 24 horas después, fusilados
salvajemente, como ejemplo para el pueblo de lo que le puede suceder al
que esté en contra del régimen.
Cuando me contaba este injusto hecho, una hermosa cubana con una mirada
conformista, sólo se me ocurrió decirle que hay que tener fe en que las
cosas van a cambiar pronto. Qué estúpido me sentí cuando me contestó
que eso han esperado desde hace 44 años y acá siguen muriendo muchos.
Unos a tiros, como estos tres jóvenes y cientos que viven pero que les
han fusilado la esperanza de ser libres, de trabajar y superarse, de exigir
sus derechos sin ser reprimidos.
Pero sería injusto hablar de Cuba y sólo mencionar las miserias de un
régimen obsoleto y tirano. Hablar de Cuba es hablar de sus mujeres, de
las más lindas del mundo, del ritmo y de la calidez de su gente, de la
mirada buena de su pueblo, de las bellezas de sus calles con olor a
sal, tabaco y ron. Hablar de Cuba es hablar de un paraíso donde la belleza
natural se entremezcla con el sueño de todo un pueblo bueno y
trabajador que sigue esperando su verdadera revolución.

Un caluroso saludo………nos vemos

Nessun commento: